Este artículo de Omar Mouallem se publicó originalmente en el sitio web de Travel Alberta.
La primera comida que preparé no fue un plato de macarrones con queso derretido o un sándwich de mantequilla de maní y jalea plasmado con las huellas de mis pequeños dedos pegajosos. Fue una hamburguesa con crema de hongos que hice en una cocina comedor de High Prairie con mi papá. Guió la espátula metálica grasosa en mi diminuta mano sobre la parrilla industrial, sosteniéndola firmemente mientras yo volteaba la crepitante hamburguesa sobre su lado crudo y me alejaba rápido del estallido de grasa para que no me alcanzara. Luego, cubrí el lado cocido con un aderezo bastante famoso en Alberta: una mezcla de salsa Worcester, salsa de Tabasco, salsa de soya y sopa de hongos Campbell’s.
Soy hijo de una de esas hamburgueserías atípicas tipo cabaña llamadas Burger Baron, diseminadas por la provincia, que nunca parecen compartir un logotipo, diseño interior o, incluso, menú entre las franquicias. Esa salsa de hongos es lo único en lo que estas raras franquicias coinciden y, aunque la cantidad menguó, de 90 en los 1970 a aproximadamente 30 en la actualidad, mantienen su popularidad en Carstairs, Maskwacis y otros pueblitos donde la hamburguesa es la reina o, al menos, una cursilería.
Tal vez es por el sólido sector ganadero o por fuertes valores tradicionales que se conjugan bien con la comida rápida nostálgica, pero las hamburguesas son un negocio importante en las comunidades rurales de la provincia y algunos sándwiches tienen la categoría de leyenda urbana.
Hamburguesas con carne local
Todos los días, cientos de personas en Turner Valley saborean la hamburguesa de casi 200 gramos de Chuckwagon Café, hecha con carne de bovinos criados por el propio dueño. El ganadero Terry Myhre madura la carne en seco durante 28 días, lo cual intensifica el sabor, y solo cría la raza Murray Grey por su carne más tierna. La mezcla de tres quesos fundidos y el condimento casero son razón de más para salir de la carretera 22 cuando a la distancia se avista el restaurante tipo establo rústico rojo.
Otra hamburguesería clásica del sur de Alberta, en Drumheller, es Bernie and the Boys Bistro, la cual conviene visitar con mucho apetito. Con una circunferencia tal que los dedos de las manos no se tocan al sostenerla (y necesitará ambas) y una altura tal que puede atravesarla verticalmente con la hoja entera de una cuchilla, la hamburguesa Mammoth (Mamut) es más que un nombre. Y es más que un ardid. Bernie Germain, su inventor, se esmera tanto o más con el pan de ocho pulgadas de ancho con semillas de sésamo y en la salsa barbacoa picante como se esmera con la carne de 700 gramos.
Pero, si prefiere ser su propio chef, visite la “parrilla de bisteces” en las cercanías de Patricia Hotel, en Patricia (población de 108 habitantes). Cuando la visité el otoño pasado de camino al Museo Real Tyrrell, me invadieron recuerdos de mi infancia. La hamburguesa llegó a mi mesa cruda y fría, con breves instrucciones de la camarera: “La parrilla está por allá”, dijo apuntando al otro lado de la taberna. “Los condimentos, allá”. Apuntó a una mesa de bufé ubicada en la pista de baile vacía. No obstante, a diferencia de mi padre, no me hizo ir al sector de la vajilla.
La clásica hamburguesería con servicio por ventanilla
Al recorrer la provincia, no siempre hay tiempo para sentarse a cenar y mucho menos para cocinarse, pero no tiene que salirse del camino para degustar una hamburguesa memorable. Si atraviesa Calgary por la carretera transcanadiense, no se pierda la hamburguesería azul y blanco con servicio por ventanilla que parece salida de la película Locura de Verano (American Graffiti). El eslogan de la película pregunta: “¿Dónde estuvo en el ’62?” y, si usted es oriundo de Calgary, la respuesta podría ser aquí, en la gran apertura de Peters’ Drive-In.
Si bien otros comedores similares, a la larga, abrieron sus puertas, Peters’ las mantiene cerradas con mesas y asientos de picnic en el exterior y, de hecho, abandonó su mantra de “solo efectivo” hace muy poco. Esto jamás impidió que multitudes se amontonen en torno a las ventanillas para retirar pedidos en busca de una jugosa hamburguesa con queso, elaborada con paleta molida de categoría A y queso cheddar canadiense, y verdaderos batidos de helado y frutas (en un día caluroso de verano, la venta puede ascender a 4000 batidos). Los vasos de estilo retro son prácticamente un souvenir, pero hay pruebas de que Peters’ está ingresando al presente: después de 53 años, abrió un segundo local en la carretera Queen Elizabeth II de Gasoline Alley, en Red Deer. También, solo comida para llevar.
Exposición en el norte
En toda la región norte de Alberta, las hamburgueserías legendarias son igualmente numerosas, desde Betsy’s Burger Shack en Smoky Lake, que ofrece hamburguesas básicas y económicas, hasta su emperifollada parienta lejana Jack’s Burger Shack (originalmente en Slave Lake), donde las hamburguesas tienen muchos detalles. Hangover, una de las opciones preferidas del lugar, es un sándwich doble: una hamburguesa aplastada con condimentos clásicos y un sándwich de queso a la plancha en el segundo piso. Naturalmente, me incliné por la hamburguesa de hongos cubierta con una salsa picante.